La fibra óptica es un medio de transmisión empleado habitualmente en redes de datos consistente en un hilo muy fino de material transparente por el que se envían pulsos de luz que representan los datos a transmitir. El haz de luz queda completamente confinado y se propaga por el interior de la fibra. Las fibras se utilizan ampliamente en telecomunicaciones debido a su enorme capacidad y elevada seguridad. Para su utilización se agrupan en cables, con un determinado número de fibras ópticas.
El empleo de la fibra como medio de transmisión consiste en conectar en cada uno de sus extremos un equipo de telecomunicación; en un extremo se sitúa un equipo transmisor que se encarga de transformar los datos en la energía óptica o luminosa que viajará a través de la fibra mientras que en el extremo opuesto se conecta un el equipo receptor, cuya misión consiste en transformar la señal luminosa recibida a través de la fibra en los datos originales.
La fibra óptica posee una elevadísima capacidad para la transmisión de datos, lo que permite obtener enormes velocidades de transmisión de datos si se conectando a sus extremos los equipos adecuados.
Además tienen la ventaja de que la utilizar energía luminosa son inmunes a las interferencias electromagnéticas y las comunicaciones ópticas son imposibles de interceptar sin que su usuario.
Fibra óptica oscura
Se denomina fibra oscura a circuitos de fibra óptica que han sido desplegados por alguna empresa y que no están siendo utilizados (no están, por tanto “iluminados”). Con el fin de obtener una rentabilidad de estos circuitos ociosos, la empresa los pone a disposición de terceros a cambio de una determinada contraprestación económica, en el denominado Mercado de Infraestructuras de Telecomunicación. La fórmula normalmente empleada es el alquiler de fibra oscura, mediante la cual el cliente paga una renta periódica por su utilización, pero existe también la fórmula conocida como “IRU”, siglas en inglés de Derecho Irrevocable de Uso (Indefeasible Right of Use).
Se denomina fibra oscura a circuitos de fibra óptica que ya han sido desplegados por algún operador de telecomunicaciones y que no están siendo utilizados, por lo que el operador los pone a disposición de terceros a cambio de una contraprestación económica.De esta manera, compañías que disponen de diversas redes alejadas entre sí por distancias considerables, y que tienen necesidad de grandes anchos de banda para intercomunicar dichas redes, pueden alquilar circuitos de fibra oscura a alguna operadora, lo que les permite disponer de toda la capacidad y potencia de la fibra óptica sin necesidad de realizar las enormes inversiones que tendría que acometer para construir las canalizaciones y tender sus propios cables de fibra.El operador alquila a sus clientes una fibra óptica pasiva (oscura, sin iluminar), siendo el cliente el encargado de operarla y gestionarla, conectando a ella sus equipos de transmisión (iluminándola). Ello permite al cliente gestionar directamente la fibra óptica y disponer a un precio fijo de todo el ancho de banda necesario para cubrir tanto sus necesidades actuales como en el medio y largo plazo.
Por ejemplo, actualmente es posible disponer con equipos de transmisión sencillos y a precios asequibles de hasta 2,5 GB. Esta capacidad puede ampliarse casi ilimitadamente empleando equipos de mayor capacidad, contando con capacidad suficiente no sólo para sino para los crecimientos previsibles.